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Turismo

Viernes 29 de enero de 2016

Nadie atiende a los turistas

Las playas de Palmas tienen ese no se qué y una buena historia puede estar donde menos uno lo espera.

La salida del sol estaba marcada para las 5.45, pero a los jóvenes que toman vodka con energizante en la playa de Palmas, no parece importarles el dato una hora después y con el sol firme. João los saluda con una sonrisa y se dispone a abrir su puesto: “Onda do momento”. João no dice su apellido, es otro João de Brasil, Eduardo Galeano diría que es un nadie. A las 7.00 los jóvenes, puntuales, se van a dormir, Onda do momento ya está abierto.


João señala que “hay muchos puestos y vendedores ambulantes en esta playa, uno tiene que trabajar mientras otros están de vacaciones”. “Esta playa” es la playa de Palmas en Governador Celso Ramos, la nueva joya del Sur de Brasil. 40 kilómetros al norte de Florianópolis (que junto a Punta del Este podrían ser consideradas enclaves coloniales argentinos), el pueblo tuvo su pico turístico histórico en 2015 con 120.000 personas invadiendo cada punto de costa. Los palmenses se vanaglorian de ser una de las dos playas brasileñas con el premio Bandera Azul de la Fundación Europea de Educación Ambiental, que reconoce a las mejores playas del mundo.


“Yo vivo en la Vila de Palmas, uno de los pueblos aledaños, cuando ustedes los turistas se vayan la playa seguiré estando” se consuela el encargado del puesto, pero agrega: “igual no vengo el resto del año, lo lindo es hasta marzo”. Los paseantes piden cerveza, caipiras, camarones fritos, guaraná, João abre, sirve, cocina, cobra, sonríe, sonríe mucho.


Pasa el día, de a ratos una señora mayor ayuda a atender Onda do momento, mientras los turistas se refrescan en el mar João se anima a meter mano a la heladera para pasar los 32 grados, ante un chiste ríe, siempre ríe, responde desafiante que es dueño de su mercadería y de su negocio.


Son las 20.10 y João toma su primer recreo, corre a la cancha de volley, juega un set y vuelve hasta el cierre del puesto. Galeano dijo: “Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte”. Hoy no llovió en la playa de Palmas y eso ya es buena suerte para João.