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Jueves 7 de enero de 2016

Tránsito: Pequeñas ciudades, grandes problemas

En materia de ordenamiento del tránsito y debido a los diferentes tipos de ciudades las soluciones son muy particulares, acordes con las necesidades de sus habitantes y Nueve de Julio, no es la excepción.

No suelen cumplimentarse las normas reglamentarias. No se colocan el cinturón de seguridad, los menores viajan adelante, los ciclistas y peatones circulan en zigzag, se gira en U, se habla con celular mientras se conduce y debido a la falta de un transporte público los motociclistas los usan como tal y hasta puede vérselos no sólo circular sin el casco reglamentario, sino también llevando hasta 3 menores a bordo. Y la lista es interminable.


Los distintos gobiernos comunales que transitaron pensaron miles de recetas para el ordenamiento del tránsito nuevejuliense y la gran mayoría sin resultados positivos.


En materia de gestión municipal del tránsito suelen subestimarse la inteligencia de cualquiera que quiera asumir ese reto. ¿Será una cuestión cultural o algún día podrán lograr ese tan ansiado ordenamiento?.


En tal sentido, la situación del tránsito en Nueve de Julio (ciudad de 50 mil habitantes) se agudiza ya que existe un auto per cápita, a lo que por la costumbre de utilizar el automóvil dentro del radio céntrico, más aún durante los fines de semana, cuando se sale a pasear (“vuelta del perro”, pero en auto) por los alrededores de la plaza principal.


También no es un tema menor la necesidad de mejoramiento de los accesos a los pueblos rurales tanto para la salida o entrada de la producción como para la movilidad de los habitantes.


Este es un problema frecuente con el que se encuentran los diferentes municipios: no existen medios de transporte alternativos que unan las distintas localidades del interior del distrito, quedando cuasi-aisladas, especialmente los días de lluvia.


Según el Director Provincial de Vialidad “los problemas viales en las pequeñas ciudades pasan fundamentalmente por la rápida motorización que han tenido, combinado con las costumbres de desplazamiento pueblerinas, que aún permanecen sin haber sistematizado una cultura vial preventiva y de control riguroso en el cumplimiento de las normas de tránsito en la población”.


A lo que hay que sumarle la prevalencia de choques entre automóviles y motos. Por otro lado, el fácil acceso a la compra de un ciclomotor ha generalizado su circulación en la ciudad, con casos de traslados -por ejemplo-de familias enteras (matrimonio y tres hijos) hasta el centro y sin cascos, ignorando que el “efecto garrapata” es contrario a la seguridad vial.


¿Algún día los gobiernos comunales llegaran a implementar las medidas correctivas para revertir tal situación?.


Es necesario tomar con seriedad la problemática, adentrarse en las particularidades del tránsito, formular una política de movilidad y sancionar severamente cada violación a las disposiciones, desalentando complicidades en favor del bien común.


¿Algún día se crear conciencia en la sociedad para que cada uno cuide su propia vida y la de los otros?.


Por ahora son más interrogantes que respuestas concretas. Tal vez algún día llegarán.