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Sábado 10 de diciembre de 2016

La mujer en Star Wars, un caso paradigmático

A pocos días del estreno de “Rogue One: Una historia de Star Wars” vale la pena mirar atrás y ver cómo evolucionó una de las principales sagas de la historia de cine en materia de género.


Desde el bikini dorado de la Princesa Leia en la Trilogía original, pasando por las desventuras de Padmé Amidala en la Trilogía de precuelas, hasta llegar a una Rey con una construcción de personaje separada de la sexualidad en el recientemente estrenado Episodio VII. Puede marcarse un avance en cuestiones de género en Hollywood en general y en esta saga en particular ¿qué factores mediaron en este proceso?.


La primera película de Star Wars “Episodio IV: Una Nueva Esperanza” comienza con la Princesa Leia, interpretada por Carrie Fisher, como protagonista femenina. Leia era una mujer fuerte y activa, pero aún así reproduce estereotipos de género.


Leia es una princesa, cargo que conlleva ideas de pasividad y sexualización. No fue senadora ni Presidente, princesa. Y si bien demuestra temple cuando es capturada por Darth Vader o aparece disparando al comienzo del episodio IV, siempre termina necesitando que un hombre la rescate, quedando relegada al cliché de la “damisela en apuros”.


Sobre su personaje, la propia Fisher tuvo sus críticas: “La única forma que sabían construir un personaje fuerte era que Leia esté siempre enojada, y para que no perdiera la femineidad, tuvieron que sacarle la ropa. Las películas son como sueños, actúan en las mentes subliminalmente, y la caracterización de Leia también actúa sobre como los chicos ven a las mujeres”.


Acerca de “las princesas de Star Wars”, la directora de cine Amanda Adolfsson tiene otra opinión: “Aún siendo princesas, algunos de estos personajes marcan un avance en la participación femenina en el cine, pero no deja de ser ciencia ficción. Aunque sea bueno que exista una imagen femenina con importancia, el cine necesita que el rol de la mujer evolucione en los personajes de historias reales, en películas que cuenten historias cotidianas”.


Julia Kratje, teórica del arte especializada en cine y profesora en la UBA, señala que el contexto cultural y cinematográfico de la producción son factores que no pueden dejarse de lado.


En un mundo donde la globalización ya era una realidad en las últimas décadas del siglo XX, los fenómenos culturales no pueden estar separados de esta dinámica. La trilogía inicial de Star Wars, tuvo sus estrenos en 1977, 1980 y 1983, y mientras tanto en Argentina Cacho Castaña le avisaba a su mujer que si la agarraba con otro la mataba y aparecía la primera mujer directora de cine, María Luisa Bemberg, 80 años después de la primera película nacional. La Argentina de los ochenta debe haber recibido gustosa la representación de la mujer de Star Wars.


Por otra parte en el plano de la comparación cinematográfica, mientras Leia lucía, encadenada, el recordado bikini dorado y era salvada por cowboys espaciales, Hollywood destacaba con producciones como El Resplandor, Indiana Jones, Karate Kid, Volver al Futuro o La Sociedad de los Poetas Muertos entre muchas otras. Sin duda la mujer independiente y capaz por sí misma no abunda en el cine hollywoodense de los ochenta.


Sobre estas producciones, Kratje explica que “el cine reproduce representaciones basadas en desigualdades, por ejemplo de género, y puede terminar expresando procesos de cambio en las formas de pensar.”


“El cine tiene un lugar destacado en la construcción de sentidos de género, puede contribuir a estabilizar ideas predominantes o a promover formas de pensar alternativas, como el feminismo”.


Aún así, la trilogía de precuelas estrenada entre 1999 y 2005 todavía dejó mucho qué desear. En esas tres películas, la protagonista femenina, Padmé Amidala, no hace más que problematizar en torno a su relación sexual con el protagonista, Anakin Skywalker.


En el “Episodio 2: El Ataque de los Clones”, es objeto de un nuevo “rescate a la damisela en apuros” en la Arena de Geonosis. Padmé parece haber sido construida en base a la “mujer respaldo” de la que hablaba el escritor uruguayo Eduardo Galeano cuando contaba que “para elogiar a un prócer se dice que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, reduciendo a la mujer a una parte de la silla”.


La aparición de Rey el año pasado refrescó la saga. Rey es independiente, maneja naves y es la primera mujer en usar la fuerza. Rey es la primera mujer en Star Wars que no besa. Y es protagonista de una de las imágenes más representativas del Episodio VII: el plano junto principal personaje masculino, Finn, ambos a la par.


La productora Agustina Llambi Campbell, responsable de films como “El Estudiante” o “La Patota” habla sobre este cambio: “En las películas las mujeres con papeles principales mayormente hacen de víctimas o de enamoradas del protagonista varón y nunca tienen un mensaje importante propio. La principal batalla para dar es que las mujeres se den cuenta de que tienen una voz y algo interesante para contar”.


Se necesitó de tiempo para cavar trincheras desde la cultura en un mundo donde el machismo sigue siendo muy real; Star Wars pudo haber llegado algo tarde a cavar esas trincheras, pero llegó y mientras algunos dicen “nadie menos”, Star Wars cava del otro lado.


Según la información previa, Rogue One será protagonizada por otra mujer, Felicity Jones, en el rol de Jyn Erso, pero no se sabe mucho más del personaje además de que se trata de una guerrera por el bando rebelde. El 15 de diciembre los fans de Star Wars sabrán si la saga efectivamente evolucionó o si el caso de Rey fue solo un tropezón positivo.