El ACV ocurre cuando el flujo de sangre hacia una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, impidiendo que las neuronas reciban oxígeno y nutrientes. En cuestión de minutos, las células comienzan a dañarse, por lo que reconocer los síntomas y actuar rápido puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Según datos oficiales, se estima que unas 120.000 personas sufren un ACV cada año en nuestro país y alrededor de 40.000 mueren como consecuencia.
*Isquémico: es el más frecuente y ocurre cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se obstruye.
*Hemorrágico: se produce por la ruptura de un vaso sanguíneo, lo que provoca sangrado dentro o alrededor del cerebro.
“La cadena de vida del ACV es una serie de acciones que deben desarrollarse sin demora desde el inicio de los síntomas hasta la atención especializada. Todo comienza con el reconocimiento de los signos de alarma, continúa con el llamado inmediato al servicio de emergencias y el traslado rápido a un centro de salud con capacidad para diagnóstico y tratamiento”, explicó la doctora Valeria El Haj, directora médica de OSPEDYC.
La especialista recordó que “por cada minuto sin atención, el cerebro pierde cerca de 1,9 millones de neuronas”.
Reconocer las señales
La detección temprana es determinante. “Cuando una persona sufre un ACV, cada segundo cuenta. A veces, la diferencia entre la vida y la muerte —o entre recuperarse y vivir con secuelas— está en que alguien reconozca lo que ocurre y actúe sin dudar”, señaló Ailín Catalá, especialista en comunicación en salud y jefa de Comunicación Institucional de OSPEDYC.
Catalá destacó la importancia de identificar los síntomas más comunes: dificultad para hablar, pérdida repentina de fuerza en un brazo y desviación de la boca. “Son signos que no deben pasar desapercibidos. Si aparecen, hay que llamar de inmediato al servicio de emergencias. Entender que no es ‘ya va a pasar’ es clave. En salud, la información tiene poder”, remarcó.
HaBraSo
En nuestro país se impulsa la campaña “HaBraSo”, una iniciativa que busca concientizar sobre la detección precoz del ACV mediante tres pasos simples:
*HA (Habla): pedirle a la persona que repita una frase. Si tiene dificultad o no puede hacerlo, es un signo de alerta.
*BRA (Brazos): pedirle que levante ambos brazos. Si uno de ellos cae o no puede mantenerlos arriba, hay que prestar atención.
*SO (Sonrisa): pedirle que sonría y observar si la sonrisa es simétrica. Si un lado del rostro se ve caído, puede estar sufriendo un ACV.
Ante cualquiera de estos signos, se debe actuar rápido y buscar ayuda médica de inmediato.