Sábado 20 de agosto de 2016
El Club Cultural Matienzo es el campo de tiro donde algunos de los mejores comediantes del país (y otros no tan mejores) practican con sus nuevos materiales. ¿Cómo es una noche en un Jam de Stand-Up?
Félix Buenaventura, presentador del evento, entra al escenario y cuenta que “hoy hay función extra-large… porque se anotó mucha gente”. La improvisación caracteriza al evento en su totalidad. Feliz, Félix aclara: “Este es un lugar donde los comediantes estrenan chistes, por eso es gratuito, ustedes se ríen y ellos evalúan”.
Unos cien palermitanos ubicados en mesas toman cerveza holandesa porque hoy está de oferta, algunos alternan con pizza a la espera del show que ya se retrasó 40 minutos. Una vedette con pasado de fafafa empuja a un joven, pero, gentil, enseguida le pide disculpas que son aceptadas por la notoria falta de espacio. La comediante Dalia Gutmann llegó tarde, pide una silla y aclara entre risas “sí, soy una abuela”. El público viene a reírse, los colegas vienen a ver qué está haciendo la competencia.
Después de la presentación, entra Ezequiel Campa, uno de los pioneros del stand-up argentino. Lee directamente del cuadernillo universitario dónde están escritos sus chistes. Putea mucho. Mucho más que de más. Cuando la tira afuera y nadie se ríe de un chiste aclara “ese lo tacho”. Pero con su experiencia le alcanza para meter algún gol: “¿Saben cuál es el noveno mandamiento? No desearas a la mujer de tu amigo. Seguro lo pusieron unos cornudos. ¿Y si me cojo a la mujer de Jorge sin ganas?”.
Luego aparece el español Antonio Castelo, que avisa “en la sala Crash haremos los chistes buenos, pagando”. Pero cuando termina una broma con “…estas cosas que les pasan a ustedes en el tercer mundo” pierde al público y después de unos minutos y unos silbidos, baja del escenario.
El argentino Nicolás de Tracy, conocido por su humor en Instagram, recupera al público que vuelve a reír y aplaudir.
Y pasan. Miky Mc Phantom, el gran Lucas Lauriente, Noelia Custodio, Iggy Rubin. Las divisiones inferiores se mezclan con los jugadores de experiencia y juegan, sin competir, este partido de reserva en el Matienzo hasta tarde.
La única relación que puede haber entre Juegos Olímpicos, Pokémon Go y Donald Trump es la de los hilos del stand-up. Que en un Jam pueden verse.
