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Cultura

Viernes 23 de septiembre de 2022

Murió Carlitos Balá

El querido actor tenia 97 años. “Estamos devastados pero unidos y así se fue él”, dijo su nieta Laura Gelfi.

El humorista, actor, músico y presentador, Carlitos Balá, falleció este jueves, a los 97 años.


El querido actor partió el jueves a las 21.30 según lo confirmó su nieta Laura Gelfi.


“Estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor”, dijo con tristeza la joven sobre la partida de su abuelo.


El creador de la mítica frase “¿Qué gusto tiene la sal?” estaba internado desde ayer en el Sanatorio Güemes. “Tuvo mareos en su casa, lógico de su edad, y lo llevaron al sanatorio. Los médicos decidieron dejarlo en observación”, contaba en ese momento su representante Maximiliano Marbuk.


Sus comienzos fueron en la radio y luego en televisión en La revista dislocada, junto a Délfor Dicásolo. Formó parte del trío Balá, Marchesini y Locatti.


Emblema de la infancia de toda una época, cuya vigencia perduró a lo largo de varias generaciones, Carlitos Balá había sido homenajeado en 2017 en la Cámara de Diputados de la Nación por su “trayectoria artística y su aporte a la cultura popular”.


“Aquí llegó Balá”, “qué gusto tiene la sal”, el “gestito de idea”, son apenas algunas de las frases de sus shows que quedaron sellladas en la historia y fueron una marca registrada de su identidad.


El mismo año en que fue homenajeado en el Congreso de la Nación, el 2017, Balá recibió también el diploma de Ciudadano Ilustre en un homenaje que se le realizó en la Legislatura porteña.



“Ya van cuatro generaciones que me siguen, contando ésta de Panam. Hay que entenderlos. Tienen otros chiches, pero siguen siendo chicos. No tengo tiempo para estar triste, tengo alegrías que me eclipsan. Y hago reír todo el día. En los aviones me pongo a bailar con las azafatas. La fórmula es recibir cariño. Yo soy de espíritu joven. El cariño te rejuvenece. Todo el mundo debería recibir cariño, pero está el poder adelante y nadie la quiere entender. Yo tengo cerca el cementerio de la Recoleta y digo: ‘Así terminamos todos’”, había asegurado Carlitos Balá antes del homenaje que le hicieron, en 2017, en la Cámara de Diputados.


El inventor de términos como “sumbudrule” y del “chupetómetro”, que comenzó trabajando como vendedor ambulante en una línea de colectivo, se convirtió en un referente de grandes y chicos y varias generaciones crecieron a su lado y hoy lo llorarán. Había celebrado sus 97 el 13 de agosto pasado rodeado de su familia.


“Feliz cumple mi amor”, le había escrito ese día su nieta con un álbum de fotos de todos los tiempos, no solo actuales sino de cuando ella era chica: jugando con una cámara, en el teatro y cocinando, uniendo las pasiones de ambos. Cada vez que podía ella lo agasajaba con sus platos preferidos.


¿Quién por ejemplo no dejó su chupete gracias a él? “El colmo de tener de abuelo a Carlitos Balá… ¡nunca use chupete!”, contó hace unos años Laura, quien también es cocinera, a este sitio en ese momento, lo definía: “Es una persona alegre, graciosa y que admiro mucho. Siempre hace chistes, jugábamos mucho. Anécdotas hay miles. Todos los veranos íbamos a Mar Del Plata y nos divertimos muchísimo”.


Más allá del personaje, contaba cómo era como abuelo: “Me malcría como casi todos los abuelos a sus nietos. Pero con la excepción que estar con él es reírse a cada segundo”.


“¿Qué gusto tiene la sal?”, preguntaba el gran artista y todos los niños respondían con seguridad: “¡Salado!”. La idea nació en 1969, en una tarde tranquila en Mar del Plata. Un chico lo miraba atento y Balá haciendo como que no lo veía preguntó varias veces en voz alta: “¡El mar! ¿Qué gusto tendrá el mar?” El nene permanecía silencioso y el siguió: “Ahhh, el mar tiene gusto a sal. Pero, ¿qué gusto tiene la sal?” Y antes de salir corriendo el chico le respondió. “¡Pero, qué gusto va a tener la sal! ¡Salada!” Y así nació un éxito que atravesó cuatro generaciones.


Cartlitos estaba muchas veces acompañado de Angueto, el perro invisible que surgió en una tienda en Disney. Balá siempre atento encontró una correa rígida y se le ocurrió el chiste del perro. “Un turista que estaba al lado se asustó y me gustó la idea porque pensé que podía ser un buen personaje. Cuando llegué a Buenos Aires, mandé hacer una correa similar y le puse Angueto por mi hija Laura. Cuando era chica, con mi mujer le decíamos Anguetita’, una palabra inventada”, contó alguna vez.


Como todos los grandes, estaba siempre vigente. El año pasado cuando cumplió 96 su nieta había contado sobre el cariño del público que le legaba constantemente. “El está muy contento, le estamos leyendo constantemente los mensajes de la gente, que es mucho lo que le manda y es muy emocionante. Cada año que pasa es más lo que la gente le manda, lo que lo quiere, estamos recibiendo muchos mensajes y regalos y vinimos con mi mamá desde la mañana para ayudar porque es tremendo lo que nos mandan”, contaba.