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Politica

Martes 10 de agosto de 2021

Empezó la campaña

Cómo se están comportando los principales candidatos y qué agendas están tomando.

Después de varias semanas donde estuvimos charlando sobre las diferentes estrategias que tomaron las principales fuerzas políticas de cara al cierre de listas, finalmente empezó la campaña electoral.


¿Cómo se están comportando los principales candidatos y qué agendas están tomando?

En la ciudad de Buenos Aires María Eugenia Vidal y su lista están recorriendo los barrios porteños y charlando con los vecinos y vecinas. Su estrategia discursiva se está centrando fundamentalmente en la gestión del gobierno de la Ciudad, la vacunación y la educación. Respecto a la vacunación, críticas al gobierno nacional por deficiencias en la gestión y refuerzo en cómo el Gobierno de la ciudad saldó esas deficiencias (por ejemplo, la falta del segundo componente de Sputnik V con la combinación con la vacuna Moderna). Respecto a la educación, foco en cómo afectó la falta de presencialidad en las escuelas durante la pandemia.


En el caso de Santilli en la provincia, se destaca su constante crítica a la “improvisación” de la gestión bonaerense. El Gobierno de la Ciudad, donde Santilli tuvo un rol central hasta hace unas semanas, es bien evaluado en la opinión pública por la capacidad de gestión. Se podría intuir que Santilli usará ese capital y enfocará la campaña en contraponer “improvisación” vs. “gestión”/”planificación”.


Manes está llevando adelante una agenda con mucha impronta radical: educación, progreso, honestidad. Con su campaña #DarElPaso y un mix de política y neurociencias (metida de manera un poco forzada para mi gusto), viene intentando capitalizar su condición de semi outsider para conquistar a un electorado menos intenso.


Sin embargo, algo llama la atención en la campaña opositora: no se habla tanto de la agenda económica como se esperaría. Si bien las encuestas son erráticas y muchas veces víctimas de operaciones mediáticas, hay algo en lo que todas coinciden: la principal preocupación de los argentinos y las argentinas es la inflación. Pasado el peligro latente de la pandemia con la vacunación masiva, relativamente resuelto el problema de la no presencialidad en las escuelas que desordenaba la rutina familiar, la sociedad argentina parece volver a lo que viene siendo su problema central desde hace por lo menos 4 años: la pérdida del salario real.


El Frente de Todos sí tiene una agenda de campaña algo más orientada a la economía. Mucho foco en la recuperación económica, agenda de industria y empleo y fuerte promoción de políticas de apoyo a las PyMEs. De hecho, una de las políticas públicas que más se observa como actividad de campaña es el Mercado Federal Ambulante de la Secretaría de Comercio, un mercado móvil de alimentos que se instala en diferentes barrios durante los fines de semana. Conjuga dos elementos que sirven para hacer campaña: hablar de la agenda de precios y caminar los barrios y charlar con los vecinos y vecinas.


Por otra parte, la campaña del Frente de Todos, con el slogan #LaVidaQueQueremos que hace alusión a que pronto, finalmente, pasada la pandemia, podremos tener una vida normal, viene con un objetivo claro: vender esperanza. Y acá quiero detenerme porque hay mucha tela para cortar.


Venimos hablando en newsletters anteriores del desgaste de la ciudadanía con la política, tanto en perspectiva como en retrospectiva, que ninguna fuerza política está pudiendo canalizar del todo. Al respecto, tuvimos el fin de semana pasado una excelente nota del consultor español Antoni Gutiérrez-Rubí en Abro Hilo que trata muy bien este tema y brinda muchísimos datos valiosos para entender la situación no solo de Argentina sino de Latinoamérica en general.


Antoni cita estudios internacionales que muestran un empeoramiento de indicadores socioeconómicos, crecimiento del escepticismo, aumento de desconfianza en la política, aumento en la percepción de que “la economía está amañada para favorecer a los ricos y poderosos”, entre otros puntos.


La política tiene, acá y en todas partes, una responsabilidad histórica de contener a la ciudadanía que viene muy golpeada por una pandemia mundial y una crisis económica muy profunda. No es momento de discusiones superficiales, egos y chicanas que solo interpelan a la clase política y a los y las ultra politizados. Es momento de poner los pies sobre la tierra y tratar de empatizar con la angustia generalizada.


Sin embargo, venimos hablando mucho de la angustia social así que queremos también transmitir un poco de optimismo. Si miramos a Argentina en comparación con otros países de Latinoamérica, vemos un sistema político fuerte, con partidos políticos que aglutinan.


El sistema político en Argentina funciona bien. Hay fuerzas políticas con ideas más o menos claras, con alto porcentaje de representación, que compiten en elecciones libres y limpias que nadie (o casi nadie) pone en cuestión. Se suman outsiders, periodistas, personajes nuevos, pero siempre en un marco democrático dentro de un sistema de partidos relativamente estable.


Vemos una campaña electoral por momentos bastante álgida y agresiva, pero como un patrón habitual de elecciones de medio término, que suelen dar más margen a ese tipo de conductas que las elecciones ejecutivas.


Difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo, pero nuestro sistema político parece mostrar cierta resiliencia y capacidad para canalizar el conflicto, que no siempre está presente en otros países de la región.


Por Inés Lovisolo, Licenciada en Cs. Políticas( Universidad de San Andrés) Postgrado en Opinión Publica y Comunicación Política. // /Abro Hilo: Suscripción: https://www.abrohilo.org/