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Thursday 10 de September de 2015

El hombre que no deja de buscar la felicidad

​PERSONAJES DE MI CIUDAD. Ruben Ares tiene muchas facetas de vida para contar que no sólo pasan por su oficio de panadero de 60 años, sino también su alma peronista, la pasión por la familia y su incansable amor por la radio.

Rubén Ares, nació hace 69 años en Nueve de Julio producto de la unión de Arturo Ares y Blanca Rosa Lousteau. El destino quiso que su alumbramiento fuese un 1° de julio de 1946, fecha que denota plena época peronista y que 28 años más tarde el mundo viese fallecer al conductor del movimiento más populista.

“Soy peronista hasta la medula”, señala orgulloso el entrevistado mientras permanece sentado sobre un sillón estampado y orientado hacia el vértice derecho de un ventanal direccionado sobre Robbio casi Poratti.

Allí dialogamos tranquilamente, como si las agujas del reloj no avanzasen nunca y en el refugio más apreciado de su vivienda. “Este es mi lugar para estar solo”, acota. Los cuadros plasmados en las paredes son testigo de ello. No solo reflejan su alma peronista, sino también su pasión por la familia, su oficio de panadero y su amor por la radio.

Hace seis décadas que Rubén incursiona en el rubro de la panadería y pese a que hoy una de sus hijas dirige estos destinos, aún conserva la rutina en sus venas. “Normalmente me acuesto temprano y todos los días me levanto alrededor de las 4, 30 hs. Esta costumbre la adquirí desde que soy panadero y la rutina aun hoy la repito. Me levanto, me afeito, me afeito y mientras espero el ritual del mate acomodo mi habitación y recién me siento a disfrutarlo. Aunque si aún me quedan ganas de dormir, lo hago. No hay mejor sueño que aquel que realizas con la idea de haber hecho todo lo que pensabas”.

“Es un placer acostarse un rato más”, remarca mientras una leve sonrisa en la comisura asoma de sus labios.


I: ¿Cómo se define?

R.A: Soy un tipo que no se estar solo, pero no me gusta estar lleno de gente. Aunque podría decirte que estoy buscando algo, haciendo algo y queriendo a alguien.


I: ¿Cómo se entiende eso?

R.A: La soledad no me deprime, pero cuando tenes mucha gente siento que tengo momentos en que valoro estar solo.


I: ¿Quiénes fueron sus afectos?

R.A: Mis abuelos, podría decirse que marcaron mucho mi vida. Viví mucho tiempo con ellos, cuando todo era plena calle de tierra. Vivian en Mitre y Gutierrez y tenían un negocio. Yo iba a la Escuela 4 que quedaba cerca y esto me permitió disfrutar mucho a mi abuelo y a mis tías. Pasaba horas con él y aprendiendo de él. Me mimaron mucho.

Mis viejos tenían la panadería “La Victoria”, que estaba ubicada en Corrientes casi Salta, tenían que ocuparse también de mi hermana que era más chica y a mí me gustaba estar en lo de mis abuelos. Recuerdo que tenían un patio grande con gallinero. Me sentí malcriado y querido, gracias a Dios.


I: ¿Cómo surge su oficio de panadero?

R.A. En 1960 vivimos con mi padre a esta esquina en la que estas entrevistándome. Esta propiedad era de Sabattini y la alquilaban los hermanos Montalbano, quienes tenían sumo interés en vender la panadería. Mi papá que lo era, le intereso el negocio y le gustaban los desafíos de levantarlos. Le puso “La estrella” y las ganas, como todo lo que hacía en la vida. Cuando empecé la secundaria, atendía el negocio y mi mama me enseño ser útil, a cómo debía atender el mostrador y acomodar el dinero de la caja, separa las monedas y a juntar San Martin con San Martin. Todo en un perfecto orden y esos vicios aun los conservo.

Aprendí este hermoso oficio en la época donde todo se hacía a mano y pese a que mi papa no quería que me esclavizase, por lo monótono, me encantaba serlo. Decía que era un trabajo muy solitario porque haces todo. Conozco todo el oficio, lo quiero y lo amo. Me gusta mucho la atención al público, me endulza tratar con la gente y esta es la quinta generación de nuevejulienses que atiendo.


I: Hablando de generaciones ¿En este momento su hija está al frente de la panadería?

R.A: Así es, Andrea está dirigiéndola, pese a que es diseñadora y decoradora. Aunque nunca dejo de estar porque esto fue mi vida.


I: ¿Cómo nace su otra vida, la de la radio?

R.A: … Hace más de 40 años que hago radio… Estaba almorzando en casa, con mis viejos y toco timbre Alberto Caligiuri, el apodado y recordado “Cronista de Barrio Fuerte”. Ese mediodía me pide que realice una suplencia para “Panorama Deportivo”. Desde ese día no pare más.


I. ¿La radio es “Con Sentimiento”?

R.A:... Jajaja, seguro como el nombre del programa. Aunque el comienzo se da con un acontecimiento muy triste, el fallecimiento de Pablo Neruda. Nunca me había profundizado en la literatura y decidí comenzar un programa con una biografía que leí en el Diario “La Opinión”. Con el operador pusimos la cortina musical “Morir un poco” y la leí. El programa era para Radio 9 de Julio, que tenía días de su fundación, hable con Héctor Tinetti quien era su Director y le gustó la idea. A horas de empezar el programa, lo recuerdo como si fuese hoy, ocurre un hecho muy grave, matan a José Ignacio Rucci. Me acuerdo que todo lo que había pensado de Neruda, lo que había bosquejado en un papel lo hice un bollito y lo tire. Me acerque a la radio, hable con nuevamente con Héctor (Tinetti) y le dije, comienzo. Sería un programa con actualidad nacional y no era fácil hacerlo porque los momentos era muy bravos. Me pregunto si iba grabado y le respondí que en vivo y que si me tenía confianza, jamás vuelva a preguntarme de que hablaría. Confió en mí y así fue como empecé en radio, con ese sentimiento que aun hoy me atrapa. Pude hablar de Neruda, de Rucci, de cuanto acontecimiento girase en la realidad en incluso tuve la suerte de reportear a Ricardo Balbín. La radio me enamoro y es mi amante.


I: ¿Por qué “Con Sentimiento?

R.A. Porque es como lo que uno percibe con el alma. Es como mirar una mujer a los ojos, es algo que te llega. Podes verla cuando está cerca, cuando pasa e incluso acordarte de las veces que paso sobre tu vereda…. No pretendo enamorar a nadie con el programa, pero sin embargo se enamoran.


I: ¿Se han enamorado gente, oyentes, a través de su programa?

R.A: Entre ellos… si, totalmente. Incluso había oyentes mujeres que llamaban a medianoche y me contaban, te hablo despacito porque mi marido está durmiendo y se enoja porque me dice que “al final termino acostándome con vos, todas las noches con Rubén Ares”… (risas).

La intimidad del programa de radio solamente la sabe uno y permite hablar de felicidad. La propia, la del otro.


I: En un mundo tan globalizado… ¿Siente que el ser humano esta escaso de felicidad?

R.A: Si, mucho y está muy escaso de afecto. En un mundo donde hay libertad para muchas cosas, no hay tiempo. Si salis a la vereda un mediodía y ves pasar la gente apurada, saliendo del trabajo, yendo de un lado al otro, ves rostros tristes, preocupados. Ves caras de estar metido cada uno en lo suyo. Suelo preguntar si son felices, sin importar el sexo ni la edad y muchos se quedan mirándome. El haber hecho radio, el hablar del amor hace que percibamos el alma de las personas.

En el amor uno debe elegir. Hay personas que están juntas por estarlo, por costumbre e incluso que nunca han elegido al otro, sino que fueron elegidas.

No me gusta ganarle al amor, me gusta empatarle…


I: ¿Eso sería el amor en su máximo esplendor?

R.A. En el amor debemos estar empatados porque así ambos tendríamos el mismo sentimiento, el uno al otro. No es fácil, es complejo el tema pero el amor de pareja es para ser compartido, para leer un libro, para escuchar un tema junto, para tener los mismos ideales, para sentirse vivos en cada mirada, en cada sonrisa cómplice y en cada pensamiento que nos traslade a esa persona que nos quita el sueño. Tal vez me tolden de idealista del amor, pero soy muy objetivo en lo que quiero y siento. Sera por eso que quiero mucho y amo mucho a mi familia a mis amigos y a la persona que elijo compartir mi vida.


I: ¿El ideal del amor que busca intenta reflejar el que tuvieron sus padres?

R.A: Como te diste cuenta. Aunque también intento cristalizar el deseo que mis padres tenían de verme enamorado. Aunque sintieron mi felicidad cuando nacieron mis hijos. Quiero encontrar a la mujer que me quisiera, que yo quisiese, que me hiciera feliz y para que juntos nos hiciésemos felices.


R.A. A una periodista no se le debe preguntar, pero…. ¿ vos sos feliz?…

I: … (risas) ¿La entrevistada soy yo?... Lo soy y mucho. Aunque para mí la felicidad no está en otro, sino en uno mismo, en lo que uno hace, en lo que uno es. Uno no puede brindarse al amor de otro sin ser feliz uno mismo. Nadie puede dar lo que no lleva dentro… ¿No le parece?

R.A: Buen concepto del amor y de lo que es la felicidad. Seguro y se nota en tu mirada.


I: Finalmente… ¿Que significo Arturo Ares, su padre ,en su vida?

Ese amor que muchas veces busco. El respeto por lo que uno siente, el saber que debe tenerse códigos para la amistad, amistad, el sentimiento de amar como lo hizo con mi madre e hijos. Mi padre fue un político que supo brindarse y pese a que han pasado muchos años de su muerte nunca supe hacer el duelo. Mis ojos se llenan de lágrimas al recordarlo, como ahora, y por eso muchas veces me cuesta hablar de él. Tengo muy buenos recuerdos de mis padres. Mi madre era la mujer ideal para un político, siempre respetaba los tiempos del otro y eso es lo que busco. En esos tiempos la política era pasión y respeto. Yo busco el amor que ellos se tenían y transmitían. En este lugar que elegimos para hacer esta nota, no comparto dolor, comparto sueños.