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Viernes 12 de febrero de 2016

El hospital en terapia intensiva

En las próximas horas se conocería al nuevo director. Hoy viajaron dos profesionales a entrevista con autoridades ministeriales.

A apenas quince días de haber asumido como director, el Dr Fabián Galeano presentó la renuncia y sorprendió a todos. El hospital volvió a incendiarse. En las puertas de un fin de semana largo por carnaval corrió el riesgo de no poder garantizar su funcionamiento correcto. La ciudad se movilizó, aunque con pocos resultados. El municipio manifestó su apoyo aunque poco pudo hacer, más allá de realizar algunas gestiones para que se solucione lo antes posible.


El nuevo director de la Región Sanitaria II (a la que pertenece Nueve de julio), el Dr. Walter Battistella, debió salir, junto a otros, a poner paños fríos a un hospital acéfalo y a la deriva. Durante una entrevista que concedió al Semanario EXTRA dio un panorama real de la situación que atraviesa el nosocomio, reconoció errores y déficit y anunció que en las próximas horas se conocería su nuevo director. (Ver entrevista).


La dura realidad

La realidad del hospital Julio de Vedia es la misma que se repite en otros municipios y en todos los hospitales de la Provincia de Buenos Aires. Pero se agrava en nuestra ciudad, debido a que es la única oferta pública sanitaria existente.

Su situación se agudizó cuando los médicos clínicos de guardia se atrevieron en octubre del año pasado a denunciar parte de las irregularidades en su funcionamiento. Lamentablemente, en pleno período pre electoral se subestimó la situación cuando no se atribuyó a intereses políticos. Pero la verdad, es que los médicos de guardia habían llegado a un punto de saturación.


Las entramadas causas de la crisis

La crisis del “Julio de Vedia” no puede adjudicarse únicamente a la falta de guardias, sino es mucho más compleja. Durante muchos años hubo un total abandono del ministeriode salud, por desidia o por impericia, en cuanto al control de los hospitales provinciales y ello agudizó inevitablementesus deterioros. Algunos de los déficits o problemas más notorios son las faltas de especialistas (como pediatras) o de servicios básicos; falta de una conducción seria, fuertey ejemplar; competencia de la salud entre el sector público y el privado;servicios que existen pero que no andan; inauguraciones“de servicios fantasmas” que nunca se pusieron en funcionamiento (como el de neonatología) y un largo etcétera… Pero sin lugar a dudas, una de las situaciones más conflictivas es la que se da entre su personal (ya sea profesional, administrativo o de mantenimiento).


Pocos cumplen contra una gran masa que no lo hace, sin que existan controles fuertes o premios y castigos. Hoy el hartazgo entre los pocos que sostienen al hospital, las presiones continuas que padecen y la falta de reconocimiento, hacen que sientan que es un riesgo más que un beneficio trabajar en el ámbito público.


LO QUE NADIE DICE

Entre la ética y el riesgo

Una de las grandes encrucijadas que enfrentan los trabajadores de salud a diario son los riesgos que corren ante la falta de especialistas en las guardias. Por ejemplo, los profesionales médicos se ven ante la disyuntiva de tener que socorrer por ejemplo a un niño en una urgencia, cuando no están capacitados para ello, puesto que muchas veces, en las guardias vacantes, no son generalistas ni pediatras. Entonces aparecen los fantasmas contradictorios de la ley: si no lo atienden podrían ser acusados por abandono de paciente. Pero si lo hacen, lo hacen con total conocimiento que no están capacitados para esas emergencias y que se cierne sobre ellos otra posible tormenta: un juicio por mala praxis.


¿Buena o mala atención?

La falta de compromiso de algunos profesionales hace que no cumplan las horas de consultorio externo como deberían hacerlo., Ello hace que una gran masa de pacientes se vuelque a las guardias (que solo deben atender emergencias) para ser atendidos en muchos casos por situaciones que no son urgentes. Esto provoca no solo una saturación y un colapso de ese servicio sino también enel desbordamiento que se traduce en una mala atención hacia el paciente.


LAS CAUSAS

Médicos en fuga

Es sabido que los hospitales bonaerenses están en estado terminal: por la falta de insumos, pero por sobre todo por la fuga de profesionales al sector privado. La baja remuneración, las cada vez mayores exigencias laborales, el riesgo permanente de agresiones y la vulnerabilidad extrema al negocio de las demandas por mala praxis que tienen hoy algunas especialidades, hacen que las nuevas generaciones de médicos se resistan a trabajar en el hospital público.


La inseguridad no es un tema menor. Si bien en el interior, como Nueve de Julio, los hechos de violencia no son extremos como sucede en el conurbano, también están presentes. Y también los profesionales y los trabajadores de salud en general se sienten inseguros ante la crispación de algunos pacientes y de sus familiares.