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Sábado 15 de agosto de 2015

“Nunca vi ni viví una cosa tan triste”

La situación hídrica por la que atraviesa el noroeste bonaerense es más que una noticia. Causa un profundo dolor en todo el país. Desde Nueve de Julio, personal del Cuartel de Bomberos prestaron su colaboración y el Comandante Néstor Márquez dejó su testimonio como rescatista.

El panorama que muchas localidades del noroeste bonaerense viven desde el domingo pasado y producto de las inundaciones es desolador. El sentimiento de tristeza y de angustia se apodero no solo en la población que lo perdió todo, sino también de quienes acudieron en su rescate. “Afortunadamente el pueblo argentino no deja de ser solidario nunca, podría decirse que esa es su mayor fortaleza.

Hay lugares muy críticos, Lujan es uno de ellos. Hace apenas 48 hs y desde nuestra ciudad, los integrantes del Cuerpo Activo de Bomberos de 9 de Julio salieron rumbo a Barrio “Padre Varela”, acudiendo al llamado solidario de la Dirección de Operaciones de la Federación. La flota fue encabezada por el Comandante Néstor Márquez, a quien le siguieron Daniel Seijo, Franco Ferreira, Rubén Mune y Emanuel Contino. También fueron hombres de Dudignac. Lo hicieron en dos vehículos y llevando la embarcación con que cuenta el cuartel e implementos de tarea acordes a la situación con la que debían enfrentarse.

En dialogo con Infonueve, Márquez no solo relato como fue vivir esa experiencia como voluntario de la fuerza, sino también que describió de una manera perfecta la desolación de una inundación anunciada.

De la Región Centro Oeste, a la cual pertenece Nueve de Julio, fueron bomberos desde varios lugares de la zona. El miércoles debían estar a las 8, 30 hs en Lujan, por eso se concentraron antes de que amanezca en nuestra ciudad y partieron a destino a eso de 6 hs. El punto de encuentro seria el Cuartel de Bomberos de Lujan, lugar donde funciona el Centro de Operaciones.

INFONUEVE: ¿Cómo fue el arribo y la labor realizada?

Néstor Márquez: Fuimos asignados a descargar todo a media cuadra del lugar, en la zona de la Basílica y debido a la cantidad de agua que había. Junto a otras embarcaciones de distintos cuarteles y de Prefectura comenzamos a trabajar.

Asistíamos a la gente tanto en víveres como en medicamentos y agua. Tuvimos que hacer dos recates de quienes se descompensaban.

Estratégicamente había ubicadas ambulancias donde recibían esos casos.

Nuestra primera labor fue desde las 9 hs y a las 14 hs, partimos con destino al Barrio “Padre Varela”, que está a unas 20 cuadras del cuartel y que cruza un arroyo que se comunica con el Rio Lujan.

En ese barrio viven 42 familias, las que estaban totalmente aisladas. Teníamos que cruzar ese arroyo para llegar con víveres, en asistencia a una carpa de la Cruz Roja.


I:¿Cómo vivió esa situación a medida que el tiempo avanzaba?

N.M: Fue muy duro. Cruzábamos todo lo que traía la gente. Trasladamos criaturas de esa zona a lugares más seguras ubicadas en el centro de Lujan. Mucha gente tenía que salir a controlar sus viviendas porque no querían irse por los robos. Había muchas personas viviendo arriba de los techos, también perros y en cantidad. Son las mascotas de las casas y van donde están sus dueños. Había que ponerlos a salvo.


I: ¿Alguna vez vivió algo así?

N.M: Como bombero llevo 40 años en esta profesión, nunca vi ni viví una cosa tan triste. Sentí la desolación, la bronca en la gente, vi la colaboración entre los vecinos que pese a pasar por la misma situación se daban una mano los unos a los otros. Algunos, los que podían, preparaban comidas y se las llevábamos en la embarcación, al igual que los centros de jubilados nos daban la ropa y la cruzábamos.

La gente estaba desesperada y le daba mucho valor al trabajo de los bomberos. Inclusive nos respetan mucho porque piensan que somos los únicos que nos preocupamos y es así.

Había otros sectores cubierto por otros cuarteles y el comando manejaba todo desde el central de Lujan. Estábamos en comunicación permanente y la embarcación de 9 de Julio trabajo ese miércoles sin parar y hasta las 23 hs.


I: Obviamente la situación local también presento cierta problemática ¿Qué podría decir al respecto?

N.M: Pese a que llovió toda la noche, los niveles del rio iban bajando. El jueves a la mañana me llega la novedad de mi cuartel, de lo que llovía en nuestra ciudad, del cuadro de situación de los caminos rurales y del riesgo de aislamiento de los pueblos. Por eso, le comunique al comando de Lujan que si la situación en Nueve de julio se agravaba yo regresaba.

Si bien había dejado previsto dos embarcaciones disponibles y de gente particular para salir en caso de una evacuación o para que dispongan de ellas, estaba todo previsto por si surgía cualquier cosa en nuestra ciudad y no me parecía lógico prestar colaboración a 200 km de Nueve de Julio y desproteger a mi comunidad.

Por otro lado, a las 16 hs de ayer el Rio Lujan había tomado su cauce normal y comenzábamos el trabajo de la limpieza tanto de la ciudad como de las casas. Con ello la entrega de lavandina.


I: ¿Qué le dejo su paso por Lujan?

Al margen de que ayer dimos la vuelta, no puedo sacar de mi corazón ese sentimiento de tristeza. Había lugares donde solamente se veían los techos, las casas estaban totalmente tapadas por el agua. En el radio céntrico había llegado a una altura del metro y medio.

El barrio donde nos tocó acudir era de gente humilde, de trabajo y que han hecho sus viviendas con mucho sacrificio.

La gente permanecía en los techos por los robos, que existen. Parece que se espera el momento de la desgracia para aprovecharse.

Conforme con lo que sabemos hacer y si bien fuimos cinco, sé que todos mis hombres estuvieron ahí. En los 40 años de servicio es la primera vez que me toca vivir una situación donde la desolación prevalece, donde debí rescatar criaturas, trasladarlas alzadas y subirlas a la embarcación. Me da mucha pena porque no estamos ajenos de que nos toque. Es muy difícil que todo lo que vivió esta gente u otras en iguales circunstancias no ocurra más.

Esa gente está esperando la ayuda porque se quedó sin nada, sin ropa, sin lo básico de una casa, sin la comida. Por suerte el pueblo argentino es muy solidario y como decía al principio, esa es su mayor fortaleza.