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Cultura

Saturday 17 de September de 2016

“El medio a veces te hace volverte de plástico”

Belén Chavanne, la actriz que protagoniza El Ciudadano Ilustre, junto a Oscar Martínez, Dady Brieva y Andrea Frigerio, explica cómo preparó el papel y los riesgos de ser encasillada sólo como una chica linda y rebelde.

Ex Casi Ángeles, ex MTV, ex Señores Papis, nueve años después de su debut en cámara Chavanne ya no es ninguna promesa y hoy encaja a la perfección en la relojería de Duprat y Cohn, los directores de El Ciudadano Ilustre.


La película indaga a fondo en la dicotomía entre la gran ciudad y Salas, caracterizado como el típico pueblo del Interior de la provincia de Buenos Aires.


-Presentaron la película en Varsovia, Montreal y ahora en Venecia. ¿Pensás que esta película puede ser el comienzo de un salto internacional en tu carrera?

-Todas las películas pueden ser el comienzo de un salto internacional, eso es lo lindo del cine, que no se sabe dónde se puede ver tu película. Es una gran película de la que me enorgullece ser parte y me encantaría que se vea en todo el mundo.


-Contaste en otras entrevistas que de chica te echaban de los colegios y en esta película hacés de una chica rebelde, que quiere escapar de su pueblo ¿Fue más fácil hacer de chica mala con ese bagaje?

-En realidad lo que más me costó fue hacer de una chica desacatada a nivel físico. Cuando hice el casting no tenía tanta información del personaje ni de la película; pero según lo que había entendido cuando me mostraban las escenas, era una chica bastante desinhibida sexualmente. Eso al principio me asustó mucho, pero evidentemente salió bien, se habrá visto una cierta inocencia y esa cosa de no estar al tanto de las consecuencias de lo que estaba haciendo, porque a la edad de mi personaje, que es adolescente, uno hace las cosas porque le parecen locas, para ver como son, para vivirlas.


-En su discurso de Estocolmo el personaje de Martínez dice que el hecho artístico debe ser incomodo, que debe sacudir ¿Pensás que la mirada de la película sobre la argentinidad y el Interior puede ser incómoda para el espectador nacional?

-Estoy segura de que sí y me parece que de alguna manera era la idea. No sé si sacudir desde la argentinidad, sino desde lo humano. Hay algo que a mí me gusta mucho de Mariano Cohn y Gastón Duprat que es esa búsqueda de la incomodidad desde el lenguaje. Daniel Mantovani (el personaje de Oscar Martínez) creció en ese pueblo, sabe perfectamente cómo es, pero 40 años después la comunicación con sus antiguos vecinos es muy distante. Eso es obra de los directores, lo mismo pasa en “El hombre de al lado”. Esa diferencia de lenguaje hace que surja la incomodidad, y no tanto por la argentinidad, esto pasa en todo el mundo. La diferencia entre el pueblo y la ciudad pasa en Italia entre Norte y Sur, entre Londres y un pueblo de Inglaterra y es lo mismo. Me parece buenísimo que exista esa búsqueda de la incomodidad y es ahí donde está lo que te pincha y lo que te da ganas de saber qué pasa en esta historia y cómo funciona.


-Este contraste podría darse en cualquier país, hay una mirada internacional en la producción ¿El ciudadano ilustre está especialmente pensada para el público de afuera?

-No lo sé. Lo que a mí me sorprendió fue que cuando me contaron que íbamos al festival de Venecia, me pregunté cómo se vería esto desde un punto de vista extranjero. Me acuerdo que cuando terminó la proyección salimos caminando a festejar y me paró un montón de gente, y los espectadores me comentaban que les encantó, que en Italia es igual, que se entendió perfecto y no se perdió nada.


-Hace unos años te fuiste de MTV cansada de presentar a la típica flaca que un productor prefabrica y pone porque necesita una chica linda y rebelde ¿Alguna vez tuviste miedo de terminar siendo esa chica linda, rebelde, prefabricada que le sirve sobre todo a la industria?

-No sé si diría miedo pero sí algo de eso hubo alguna vez. Me acuerdo cuando estaba haciendo la preparación para entrar en Casi Ángeles, yo no quería hacerlo. Hasta que un día estaba yendo en el colectivo al taller que te hace hacer Cris Morena y me dije: “Soy una estúpida cómo no voy a querer tener semejante oportunidad”. Estaba errada, yo creo mi realidad y lo que soy, me podés comparar con la chica rubia, prefabricada, divina, porque son divinas, pero yo sé que no soy eso. Ahí se van todas esas dudas e inseguridades. El medio a veces te hace volverte un poco de plástico y uno tiene que saber cuándo usarlo y cuándo no.